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viernes, 9 de enero de 2015

Los horizontes subjetivo y objetivo



© Christian Bongard

Con este artículo, quisiera aclarar, lo que entiendo por horizonte subjetivo y  objetivo.  Aquí una breve caracterización: el horizonte subjetivo es lo que veo y vivo yo. El horizonte objetivo es lo que los otros también pueden ver. Pero vayamos por partes:


1. El horizonte subjetivo



En las obras de Eugen Böhler  encontré el concepto de las fuerzas de orden interior. Para llegar a estas hace falta entender que el espíritu de los tiempos “se ocupa de la humanidad como ente abstracto, no del ser humano individual.”   El ser humano, en estado crudo, tiene una tendencia nefasta de no vivir su vida individual, sino que se adapta constantemente “a-la-lógica-de-lo-que-se-hace-y-se-dice”. Con esta lógica se suele buscar el camino del menor esfuerzo posible. O, expresado de otra manera: si uno mismo no es suspicaz hacia el instinto de la pereza, es imposible saber en qué consisten las fuerzas organizativas interiores. ¿Tal vez radica en la intensa búsqueda de estas fuerzas subjetivas uno de los mayores retos para el ser humano? Aquí una cita para entender mejor lo que quiero decir:  



Texto de Eugen Böhler  PdET , pág. 234: (…) las vivencias son lo único que importa, mientras que todos los reconocimientos abstractos sólo tienen un carácter instrumental.  Esto contradice  la opinión predominante de nuestras instituciones formativas, las cuales intentan atiborrar al ser humano [con grandes cantidades de conocimientos], pero son  incapaces  de transmitirle una “formación” personal. (...) Todo lo que forma al individuo de manera personal es subjetivo y requiere un pensar individualizado, porque únicamente éste supera la proyección y penetra hacia las fuerzas de orden interior. Sólo éste es capaz de crear confianza en la vida y cambiar a la persona, pero [de momento parece que] lo hemos perdido debido al dominio de la ‘verdad’ científica.”

Comentario: Quien quiere saber, porqué sólo las vivencias personales son de importancia, tiene que estar dispuesto a tomar decisiones que la mayoría de personas de su alrededor no podrán entender. 


Este camino lleva al reconocimiento de que la soledad pertenece, inevitablemente, a la vida del adulto, como una madre cariñosa a la vida de un niño feliz. 

 Si queremos saber lo que son las fuerzas de orden interior, tenemos que tener un horizonte subjetivo.  Y lo primero que se necesita para conocer al horizonte subjetivo es un interés despierto hacia las vivencias personales. Este interés incluirá los sueños, las fantasías y las casualidades que nos dicen algo. Sea esto en un viaje en metro, una visita a un museo o una charla con un amigo. Supongo que el horizonte subjetivo empieza a descubrirse, a través de ciertas armonías. 


Recuerdo una, cuando vivía en la Guineueta (Barcelona), en un edificio de catorce pisos: entonces empecé a notar algo especial, los días en los que había aprovechado bien mi tiempo, dedicándolo a estudios de todo tipo: trabajaba por la tarde y tenía que salir de casa hacia las cuatro. Me percaté que en estos días, ¡y sólo en los que aprovechaba bien mi tiempo!, cuando salía de casa en el octavo piso, veía cómo se cruzaban los ascensores: el derecho podía venir desde arriba y el izquierdo desde abajo – o viceversa: se cruzaban. Después de haber hecho esta observación durante varias semanas, opté por llamar a esta sincronicidad  : ¡Bonum signum! Esto significaba para mí, que durante ese día las cosas irían bien ya que había aprovechado el tiempo. 



En otra ocasión, he descrito este fenómeno de la forma siguiente :

“A través del desarrollo de la personalidad se le brinda al ser humano la oportunidad de descubrir aquel mundo religioso o espiritual que une el interior y el exterior. La experiencia del aumento de armonía puede ser asombroso e imponente; unos momentos interiores o psíquicos se ven acompañados por casualidades exteriores y físicas. Tal vez esto suena muy metafísico pero muchos de nosotros, en algunas situaciones desesperadas o muy difíciles, hemos tropezado en la Biblia o en otro libro por casualidad,  con la cita que en este momento precisábamos y  que nos daba consuelo y consejo. Cuando se aprende a reconocer y a dar valor a tales casualidades, nos puede venir el pensamiento de que ciertas imaginaciones interiores – precisamente estas que piden esfuerzos y un anhelar ético – actúan, de una manera misteriosa, sobre las realidades o circunstancias exteriores y físicas, o por lo menos mantienen una relación con éstas. ”


Pues, los ascensores que se cruzaban, eran una de mis primeras experiencias con el Unus Mundus ; en aquel tiempo ignoraba por completo este término. El hombre o la mujer prácticos se preguntarán ahora: ¿Para qué sirve todo esto? Para entenderlo mejor, vamos a imaginar la situación siguiente: 

Sus ingresos son una cuarta o quinta parte de lo que eran hace algunos años y el sueldo era de menos de € 2.000. 
Tomaba decisiones que muy pocas personas podían comprender; era un tipo muy raro.
Hasta la familia y los amigos tomaban su distancia. 
Cuando la “lógica-de-lo-que-se-hace-y-dice” se derrumba: ¿Qué nos queda? Pues  el acompañamiento del horizonte subjetivo y hay que empezar a hacer los primeros pasos hacia las fuerzas de orden interior. Es decir: hay que observar lo que se ve en su alrededor y estar dispuesto a usar su fantasía e inventar algo.  Yo observé  la armonía de los ascensores y esta coincidencia me daba alegría y me motivaba, activó las fuerzas de orden interior. Aquí se tiene que entender que, sin motivación, el ser humano no  da ni un paso. Comenté una cita de Böhler  de la forma siguiente:
“Así que se trata de descubrir nuevos valores “interiores”, fuerzas motrices, motivaciones, con los cuales hay que desarrollar unos sistemas personales, que nos ayuden a tomar decisiones. Para ésto, tener una relación estrecha con nuestro lado inconsciente es una prioridad absoluta  o como escribiría  Maria-Louisa von Franz : se trata de familiarizarse con un sistema de pensamientos subjetivos que mantengan una relación muy estrecha con ‘las señales de lo desconocido’.”


Prestando atención al horizonte subjetivo se empieza a mover en, y apreciar, situaciones que sólo ve el sujeto. A estas vivencias también se les puede llamar vivencias religiosas. Y los sueños que la mayor parte de la sociedad rechaza,  empiezan a acompañar al que busca. ¿Porqué los sueños? Estos no están encadenados al presente – abarcan lo que se hacía hace miles de años y también están en el pasado-mañana. Es decir: los sueños pueden dar un punto de vista más equilibrado que una posición que prescinde de ellos.  



La sociedad, sin embargo, exige resultados: quiere palpar, tocar y admirar el éxito . Si este último falta  muchas personas cambian de tema y se zambullen en el ruido de fondo que les suele acompañar. ¡Dichoso el hombre que en tales situaciones, que carecen de éxito, se siente apoyado y comprendido por alguna persona!



2. El horizonte objetivo      


   El horizonte objetivo es algo que todos pueden ver. Los programas de televisión, los periódicos, las crisis, las guerras, los horrores. Pero también, gracias a Dios y a los artistas, las obras de arte, los museos, los libros, las películas, en fin: acontecimientos culturales. 
Una parte importante de nuestro horizonte objetivo es nuestro trabajo, lo que ganamos, lo que tenemos: muchos se identifican con todo esto. Es su persona. – En griego antiguo persona quiere decir máscara. Todo lo que está publicado en los libros de historia pertenece al horizonte objetivo; pero adquirir conocimientos es una tarea que requiere esfuerzos subjetivos. Considero muy importante, tener sensibilidad e interés por la historia. 
Vamos a suponer que visitamos un museo de arte donde podemos apreciar muchas obras maestras. Todas las obras allí expuestas pertenecen al horizonte objetivo. Pero entonces hay una obra que nos atrae de tal forma que nos obliga a sentarnos para admirarla y a dedicarle nuestra atención. Es muy probable que la primera vez no logremos descifrar el enigma de la obra. Habrá que volver a este museo y dedicarle más tiempo y atención. Y, tal vez, un día, de repente, veamos la solución  al  misterio. Con este tiempo e interés habremos logrado, lo que los psicólogos denominan to get an INSIGHT, esto es,  un intensivo mirar a dentro. Con este mirar a dentro hacemos que el horizonte objetivo, se transforme en un horizonte subjetivo. – Cada obra que apreciamos, empieza, poco a poco, a formar parte de nuestro horizonte subjetivo. Es el lado atractivo de la vida que no se puede comprar, sino que requiere de nuestro tiempo e nuestro interés, como también de nuestra atención. Es cierto que no podremos saber si alguien más  ha visto ciertos detalles: cuanto más veamos dentro de una obra, tanto más subjetivo se hace el horizonte.


Después hay el horizonte entre dos personas. Puede empezar de forma muy cotidiana: dos personas que se saludan. Llega el momento que una de las dos personas  quiere conocer mejor a la otra y de más cerca; de hecho quiere intimar. Pero la situación ¿tal vez no sea propicia para un acercamiento? Es posible que otra persona haya seguido este acercamiento paulatino y no entiende el desenlace. Es decir, nos movemos, otra vez,  en el horizonte objetivo. 



Pero cuando una relación se hace más profunda, se construye un horizonte entre dos personas; se elabora y se hace una historia común. Las conversaciones, las miradas, las caricias, los momentos de paz …. y, por desgracia, también las peleas o luchas pertenecen a esta historia común. –  El juego erótico pertenece, en primer lugar, a la intimidad, pero también al horizonte entre dos personas. 

Heráclito  dijo que la armonía invisible era más fuerte que la visible. Yo diría: la armonía subjetiva es más fuerte que la armonía objetiva. Aquí estamos hablando de cosas que han intrigado a  los seres humanos desde hace muchos siglos. Cuando nos familiarizamos  con la armonía subjetiva, nos introducimos irremediablemente por senderos solitarios, pero interesantes. Armonías que nos llevan hacia las fuerzas de orden interior.


Y las fuerzas de orden interior nos empujan hacia la individuación. Böhler destacó  que “no puede haber unos métodos que sean aplicables y transferibles para llegar a la ‘Individuación’, porque el hallarse a sí mismo es el único acto verdaderamente creativo del ser humano, que no se puede encargar a nadie.”  Ignorar la necesidad de individuación en nuestra vida resulta ser sumamente peligroso. Barbara Hannah escribio :

“Durante la [Segunda Guerra mundial], Jung solía decir de forma convencida que lo que había pasado a Alemania era que el proceso de individuación no fue reconocido por ningún individuo y por esto se había metido en toda la nación y, así, se transformó en una cosa colectiva y por esto ocurrió de manera inconsciente y entonces, como todas las cosas que pertenecen al arquetipo y a la individuación, se realizan de una forma desastrosa en lugar de algo significativo y constructivo. He citado a Alemania como ejemplo de la represión de la individuación, pero se ve mucho más claro en individuos.”


Barcelona, en agosto 2014