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domingo, 11 de mayo de 2014

AMONESTACIÓN

AMONESTACIÓN

© Christian Bongard

Con estas reflexiones sobre nuestra situación actual intento concienciar al ciudadano muy – o poco – ocupado, hombre o mujer, de ciertas realidades sociales peligrosas. Desde hace décadas he pasado mucho tiempo para intentar entender, un poco, nuestra situación social, política y económica[1].

Primero quiero recordar que la revista alemana Der Spiegel[2] Nº 50, del 12 de diciembre 2011, al final del artículo “Schlussverkauf” hace constar 10 puntos que en sí eran y, por desgracia, todavía son, muy preocupantes:

“(…) enormes son los peligros que nos acechan en los mercados financieros: los billones en este mundo paralelo:

Primero, aumentan de tal forma que suceden las burbujas especulativas.

Segundo, anhelan una rentabilidad tal, que en los verdaderos mercados de la economía se logra muy difícilmente, y así desvían cada vez más capital hacia los mercados financieros.

Tercero, los bancos para esto inventan constantemente nuevos productos financieros que son nada transparentes y, a menudo, muy arriesgados.

Cuarto, los bancos hacen negocios, de forma impune, con demasiado poco capital propio.

Quinto, los mercados financieros son transparentes y sus riesgos, a menudo, se desconocen.

Sexto, la concentración en los mercados financieros ha hecho posibles unos bancos tan potentes que amenazan el sistema económico. [En inglés esto se denomina: too big to fail.[3]]

Séptimo, la computarización de los mercados [es decir: son ordenadores – no personas – que venden y compran los diferentes productos financieros.] fomenta el comportamiento gregario.

Octavo, la interconexión de los mercados financieros a través de derivados lleva a una sincronización de los mercados lo que potencia las subidas y bajadas, de forma paralela y, así, aumenta el peligro de crisis.

Noveno, los mercados financieros se resisten a una regulación más fuerte y desvían  [parte de sus actividades] a un sistema de banco opaco.

Décimo, los mercados financieros socavan la economía de mercado y la democracia.
De estos peligros de los mercados financieros, los estados de los G-20 enfocan actualmente sólo dos: la dotación insuficiente de los bancos con capital propio y la falta de transparencia.” 

No es la intención de este artículo, tratar de forma más detallada los peligros de estos puntos mencionados. Sin embargo, hace falta recordar algunas cosas fundamentales de un estado de derecho democrático:

1.     Los políticos son responsables delante de los ciudadanos y tienen que crear las leyes  apropiadas para que el estado democrático y de derecho, pueda funcionar. Si no se ocupan de las preguntas mencionadas arriba, o están desbordados o la voluntad política sirve a intereses específicos – no a los intereses de la gran mayoría de la población.
2.      
3.     Para mí éste no ocuparse de puntos cruciales de la economía, por parte de los gobernantes, se debe a razones ideológicas y demuestra que, en este caso, el laissez-faire neo-liberal representa un gran peligro para nuestra sociedad democrática. Esto lo hemos visto en la crisis global del subprime del año 2008.

Otra omisión destructiva es que, desde hace décadas, no diferenciamos entre inversión y especulación. Esto también se hace para servir a unos intereses específicos. El filósofo Immanuel Kant (1724-1804) destacó en su tiempo que

“Las opiniones elaboradas sin conceptos son ciegas, los conceptos sin opiniones elaboradas son vacíos.”

Cuando no diferenciamos entre los conceptos “inversión” y “especulación” esto, tal vez, puede ir bien durante años, pero en septiembre 2008 muchos bancos tuvieron que declararse en bancarrota, ya que habían arriesgado demasiado en sus especulaciones colectivas y así, se habían alejado del servicio necesario a la sociedad.

Desde hace algunas décadas, los políticos de la mayoría de los países, siguen al dictado global de la escuela neo-liberal. Y de esta forma nuestro día de cada día, la economía y los portadores de decisiones políticas están dominados por la Corporation led Globalisation – es decir: en el año 2014 estamos bajo el dominio de las empresas transnacionales, aunque la mayoría de la población desea una economía que busca el bien común. Para esto hay que promulgar leyes que recompensen la actuación ética de las empresas. Christian Felber ha descrito bien esta forma de llevar una economía en La economía del bien común. Varias empresas y compañías en Alemania, Austria, Suiza y otros países intentan aplicar esta teoría en la práctica; han entendido que el bien común tiene que empezar en sus empresas. Sin embargo una cosa queda clara: una economía del bien común sólo la realizaremos cuando hagamos conscientemente el esfuerzo de llegar a esta meta. Con conceptos que carecen de opiniones elaboradas, jamás se logrará.

            ¿Cuándo, una persona que está políticamente poco educada, puede saber que algo en la sociedad no funciona? En primer lugar será consciente que algo no va y percibirá la necesidad de hacer algo al respecto. Esperará, tal vez, seis meses y cuando vea que no se toman decisiones, ni se entregan propuestas de mejora, entonces está persona sabrá que así, la situación seguirá deteriorándose. Después de más de 12 meses habrá que pedir cuentas a los responsables:

·       No se aceptará la continuación del statu quo.
·       Se desarrollarán nuevas propuestas que tendrán que servir al bien común, es decir: a la mayoría de la población.
·       Habrá que tomar decisiones. Si estas no traen una mejora, habrá que rectificar e intentar algo nuevo.
·       No se aceptará que la economía sea a dismal science, es decir una ciencia horrible y cruel. Necesitamos una ciencia de economía que sepa cómo se crea Common Wealth[4]. El periodo entre 1946 y 1973 se denomina the golden Years of Capitalism, es decir: los años dorados del capitalismo. Pues nos hacemos la pregunta  ¿Qué medidas se usaron en estos años para crear este bien común?
A partir de 1973 se aprobaron medidas que, hemos visto, hacen más ricos a los ricos y más pobres a los pobres, no nos llevaron al Bien Común. Por tanto, hemos de buscar otras rutas que nos conduzcan, de verdad, hacia una sociedad que deseamos.
·       Se exigirá la dimisión de los pensadores que defienden un statu quo.

¿De qué medios legales disponen los países o los ciudadanos de la UE, para interrogar a los responsables? No los tienen o no son medios eficaces. El economista Heiner Flassbeck hace constar en su escrito Diez mitos de la crisis[5], en el capítulo Mito II: Los gobiernos han reconocido que tienen que actuar[6]:  

“(pág. 15) (…) Este mito [es decir: el mito que los gobiernos han comprendido que tienen que actuar] lo creemos gustosamente, porque seguimos suponiendo que los gobiernos que han sido votados democráticamente se sienten obligados a entender y resolver los grandes problemas que entran en su ámbito de responsabilidad. Pero precisamente esto es un error.

           (…) Los gobiernos, y especialmente los que están integrados en foros de  cooperación internacional, como la UE o los G-20, tienden a hacer lo mínimo para acabar con una crisis; suelen hacer ver que han hecho algo, para solucionar las dificultades. (…)         

           [El año 2008 hubiera podido ser la mayor crisis del capitalismo] si no hubieran reconocido, en un momento de lucidez, que la caída en una gran depresión, sólo se podía evitar con los medios que estaban etiquetados con la maldición del ‘Keynesiamismo’. De hecho se había considerado la doctrina del estado activo como algo definitivamente superado y obsoleto, pero cuando irrumpió el pánico en las sedes de los gobiernos, se dieron cuenta, que de hecho no disponían de otros medios, para apagar el fuego.

           (pág. 16) [Un comentario sobre la especulación] No hay ninguna discusión política seria y amplia, ni siquiera en forma de un borrador, sobre los daños que causan estas apuestas y las jugadas de casino y gregarias que se hacen [aquí: de los bancos y otras instituciones financieras]; con estos aceres distorsionan los precios para toda la economía.”

¿Qué hace la comisión de la UE, la ejecutiva de la Unión Europea? Ella  se concentra sobre todo en satisfacer las apariencias. No se toman las decisiones necesarias. Y ¿qué gobierno se ha atrevido a decir esto en voz alta? No sé de ninguno.   

            ¿Qué consecuencias tiene esto? Pues bien, se prescriben – en todos los países – las mismas medidas. Mientras tanto hay varios países europeos[7] que saben, por experiencia propia, que las medidas que impone la Troika[8] no van a servir a los diferentes países, sino a los bancos. – El FMI es famoso por imponer a los diferentes países las mismas condiciones. Ya en el año 2000 Mark Weisbrot escribió[9] lo siguiente:

“La intolerancia del Banco Mundial hacia los puntos de vista discordantes, dentro de su propia plantilla, es UN mal augurio para una futura reforma de la institución. Joseph Stiglitz, el economista  jefe hasta diciembre de 1999, se vio obligado marchar, después  de haber criticado la actuación del FMI en la crisis financiera de Asia. Stiglitz, uno de los más respetados economista académico de los EE.UU. había escrito un informe devastador sobre el fracaso de las medidas aplicadas por el FMI en la antigua Unión Soviética y el Este de Europa. Sólo en Rusia, afirmó Stiglitz en un documento, el número de gente que vive en la pobreza subió, de forma vertiginosa, de 2 millones a 60 millones, en unos pocos años bajo la supervisión del FMI.

El Banco Mundial y el FMI insisten en que saben lo que es lo mejor para cada país, y que sus medidas promocionan el crecimiento y el desarrollo. Estas pretensiones, normalmente, se aceptan tal cual, en muchos casos hasta por sus contrincantes. De hecho, los críticos a menudo les acusan de preocuparse únicamente por el crecimiento económico, y de no prestar bastante atención a las necesidades de los pobres o a la protección del medioambiente.

Sin embargo su más espectacular fracaso es precisamente la falta de crecimiento económico. En los últimos 20 años, países de ingresos bajos y medianos, en todo el mundo, han aplicado las medidas económicas del Banco Mundial y del FMI, a menudo bajo la amenaza de estrangulación económica. El mayor desastre ha sido en Rusia y en los estados de la antigua Unión Soviética, que perdieron más del 40 % de su ingreso nacional en los años  noventa. Esto fue peor que nuestra propia gran depresión de los años treinta.

Los ingresos por persona en África sub-sahariana han caído un 20 por ciento en  los últimos veinte años. En América Latina casi no ha aumentado: aproximadamente un 7 por ciento en las dos décadas. En contraste, ambas regiones mostraron un crecimiento económico sensiblemente superior en las décadas previas, antes de que el FMI y el Banco Mundial impusieran como norma sus medidas “de ajustes estructurales”. Desde 1960 a 1980 el ingreso por persona aumentó de 34 por ciento en África y de 73 por ciento en América Latina. (…)”

Desde 2008 es el turno de Europa. Con las medidas que impone la Troika van liquidando los adelantos sociales y  hacen pasar por caja a las clases pobres y a la clase media: está última se hace cada vez más pequeña. Actuando de esta forma, los políticos ya no buscan el bien común, sino que sirven ciegamente a lo que llaman los mercados todopoderosos. Dicen: no hay alternativas, contra los mercados no se puede hacer nada.

En el año 2011 el Banco Nacional Suizo decidió debilitar su moneda que no paraba de subir, y se puso como meta que el Euro no bajara el valor de 1 Euro = CHFr. 1.20. Así freno, de forma eficaz, la subida del franco suizo. Introduciendo estas medidas el Banco Nacional Suizo dejó claro que estaba dispuesto a imprimir todo el dinero que hiciera falta para este propuesto. Esta decisión no ha arruinado la economía suiza; al inicio del 2014 tiene un paro nacional de aproximadamente cuatro por ciento. Este exitoso rebelarse del pequeño país helvético contra la tiranía de los mercados, ha sido silenciado – en el plan internacional – lo mejor que se ha podido.

Las grandes organizaciones, como por ejemplo la UE, tal vez deberían tomar nota, de que los países que toman sus propias decisiones económicas gozan de mejor salud. En general no puedo liberarme de la impresión que las mayorías de la UE  se encuentran en un sueño profundo y letárgico. O ¿quizás se trata de un coma artificial, inducido ideológicamente?

En el siglo XX hemos visto, como estas mayorías sólo se podían despertar con guerras y convulsiones político-sociales. Pocas veces se entiende que la democracia necesita de una atención constante. Cuando hay demasiada gente que se desentiende de ella; la tiranía  nunca está muy lejos. 

Desde septiembre 1975 vivo en Barcelona, Cataluña (España). Después de la muerte del dictador Franco (noviembre 1975) las fuerzas del país que gobernaban hicieron el esfuerzo de concentrarse y crearon la Transición; es decir, el cambio de la dictadura hacia una sociedad democrática. Y algo así no cae del cielo, sino que necesita de personas adecuadas que se atrevan a tomar decisiones. El Rey Juan Carlos I y el presidente del gobierno (1976-1981) Adolfo Suárez fueron las fuerzas motrices de este  movimiento. Pronto le siguió el presidente de gobierno socialista (1982-1996) Felipe González en cuyos años de gobierno, se empezó a equiparar la democracia a la demagogia.

El politólogo americano Benjamin Barber  escribe “El conflicto es de hecho la esencia de la política.”[10]¿Cómo afrontamos los conflictos que, al parecer, son un componente esencial de la política? ¿Qué ocurre cuando se cambia la palabra democracia con demagogia? En una democracia participativa los ciudadanos disponen de medios legales, para poder actuar contra las decisiones de la ejecutiva; esta forma de democracia ofrece un amplio marco, dónde los conflictos pueden tener lugar. En la democracia representativa, normalmente, se puede votar el gobierno cada cuatro años. Cuando hay conflictos se crean comisiones, o se recurre al Ombudsmann – un defensor del pueblo, o se emplean otros medios legales, para luchar contra o a favor de un punto de vista. Actualmente, la mayoría de países usa una democracia representativa. En democracias representativas poco desarrolladas, se ignora la oposición gustosamente o le quitan la posibilidad de tener acceso a medios de comunicación importantes. Las casi-democracias tienen la tendencia de maquillarse con la palabra “democracia”, pero contra los opositores se actúa de forma contundente. Los métodos pueden variar entre mobbing y llegar hasta el encarcelamiento; a los que piensan de una forma diferente se les encarcelan, muchas veces amparándose en el estado de derecho. En una tiranía, expresar un punto de vista que no es del agrado del régimen, es muy peligroso. Se corre el riesgo de una pena de muerte o de largas y crueles estancias de encarcelamiento.    

Cuando en lugar de tener democracia, sólo hay demagogia, ya no se habla con los demás, sino sólo a los demás. En otras palabras: falta la disposición de escuchar al otro y de prestar atención al punto de vista ajeno. La democracia se decanta para la casi-democracia, entonces se carece del marco donde se pueden debatir los conflictos. En la demagogia cada discurso o acto oral tiene que servir al interés del partido que gobierna o a la autoridad que elabora las leyes.   

Cuando la economía va más o menos bien, una casi-democracia es todavía administrable. Pero en tiempos de crisis hay que estar dispuesto a sentarse en una mesa con la persona que comparte opiniones diferentes, para discurrir sobre las preguntas que tienen que ser atendidas. Con un comportamiento democrático no se tratara al otro como un súbdito inferior, sino como a un ciudadano del mismo valor. La arrogancia y chulería personal se controlan y no se ostentan.  

Pero ¿qué hemos tenido que presenciar en el año 2013 en España? Las preguntas urgentes e importantes ni se nombran y ni se debaten. Con gran avidez dedican toda su atención a asuntos populares que carecen de verdadera importancia, y estos asuntos se hinchan como si se tratara de cuestiones cruciales. Así que las noticias políticas en España se han transformado en algo, más bien aburrido, ya que el juego parece consistir en no hablar de los asuntos importantes.

Conozco a bastante gente que son del parecer que en la península ibérica nunca se ha hablado con los demás, sino que siempre se ha hablado a los demás sin escucharles. La transición, mencionada más arriba,  de los últimos años de los setenta y del principio de los ochenta del siglo XX, como también la institución de riego de las huertas españolas (Valencia), desde la mitad del siglo 15, muestran, sin embargo, la capacidad de los habitantes de organizarse y de hablar y negociar con los demás. Aquí una cita de esta institución de riego[11]:

“El 29 de mayo 1435 (…) se reunieron en el monasterio de San Francisco 84 usuarios que se abastecían con agua de los canales de Benacher y Faitanar en Valencia, para elaborar y editar algunas reglas adaptadas a su situación. Estas determinaban quien tenía derechos de agua en estos canales, cómo había que repartir el agua en buenos y malos años, quien tenía que hacer qué tipos de trabajos de mantenimiento, a qué mandatarios votaban y cómo y qué multas iban a infligir a los infractores de las reglas. (…) Muchas de estas reglas para la distribución del agua se usaban desde hacía mucho tiempo. Valencia había sido reconquistada a los moros en 1238 – dos siglos antes de la reunión de los usuarios de los canales  de Benacher y Faitanar. (Nota de pie Nº 10:) Muchos moros permanecieron largos años en las tierras que la corona española había reconquistado. Cuando algunas familias moras se marcharon de España, sus tierras y haciendas se entregaban a familias españolas. Se hizo un gran esfuerzo para entender el funcionamiento de los sistemas de riego, y [las autoridades] quisieron mantener los procedimientos de la distribución del agua que se había practicado antes de la reconquista [de los españoles.]”     

            ¿No le parece increíble? En el siglo 15 los habitantes de Valencia estaban dispuestos a aprender de los que habían sido sus enemigos. Y ¿qué vemos en el siglo XXI? Las personas que tienen que tomar las decisiones en la España actual, parecen carecer de la capacidad para  enfocar las preguntas que de verdad son urgentes. Y ¿qué?  ¿Qué importancia tiene esto? Pues bien, cuando no se habla con el otro, es decir cuando las capacidades de la comunicación o conversación respetuosa o de razonamiento se pierden, surgen las tendencias primitivas e instintivas y toman el mando. Entonces se hinchan ciertas partes del cuerpo que, por cierto, no es el cerebro, y se tiene una erupción destructiva. En 1936 una de estas erupciones desencadenó una Guerra Civil. Sé que es peligroso despertar a una bestia que duerme; el cariño que tengo a Cataluña y España, sin embargo,  me obliga a alzar mi voz.


© Christian Bongard



Barcelona, en enero 2014    



[1] En 1994 publiqué en Vladivostok (Rusia)  Manual para una sociedad democrática.
[2] Las traducciones del alemán al castellano se hacen por el autor.
[3] [Los corchetes] son añadidos por el autor, para añadir unos datos clarificadores.
[4] Common Wealth = Bien común
[5] Publicado en el año 2012. ISBN 978-3-518-06220-3
[6] Traducido del alemán al castellano por el autor.
[7] Por ejemplo Grecia, Portugal, España, Italia y otros.
[8] La troica consiste de la comisión de la UE, el BCE (Banco Central de Europa) y el FMI (Fondo Monetario Internacional).
[9] ver el artículo “World Bank Can’t Seem to ‘Think Different’”, publicado por Znet. Mark Weisbrot es co-director del Centro de Investigación de economía y política en Washington.

[10] ver pág. 208 de la obra The Conquest of Politics – Liberal Philosophy in Democratic Times.
[11] Cita de la obra de Elinor Ostrom La constitución de los pastos comunes, pág. 89 (traducido del alemán)